
Montornès del Vallès.- Los huertos del río han cerrado su ciclo histórico en estas semanas. El Ayuntamiento ha desmontado los tejados de uralita y ha arrasado las pequeñas construcciones de obras y barracas de madera de unas cuarenta parcelas que se alineaban en el margen derecho del río Mogent a su paso por el barrio del Polígono.
Una sentencia dictada en 1984 estaba pendiente de ejecución y ha sido el resorte legal para poner fin a una ilegalidad que sólo se podría justificar por el beneficio social que ha proporcionado a muchas familias, pero que atentaba en muchos casos contra las normas sanitarias más elementales.
La Agència Catalana de l’Aigua requirió al Ayuntamiento el derribo de los huertos el año pasado y, tras comunicarlo a los afectados, se ha ejecutado una sentencia de hace veinticuatro años.
Los huertos surgieron a principios de los años setenta y proliferaron durante más de una década tanto en terrenos pertenecientes a la cuenca del río Mogent como en otras zonas del municipio. La mayor concentración se produjo en ambos márgenes del río y en las proximidades de la vía. Primero fueron sólo cultivos; más tarde, gallinas y conejos; y en algunos años hasta rebaños de ovejas.
Las vallas que delimitaban las parcelas se levantaron con somieres, marcos de puertas y ventanas, y todo tipo de metales que se encontraban en los vertederos. Las puertas de madera y cualquier tipo de maderas de armarios o muebles sirvieron para levantar barracas en las que guardar las herramientas y criar conejos o gallinas.
Se excavaron pozos y se construyeron albercas para regar las hortalizas. Se hicieron intentos de cultivar frutas y productos exóticos. Los árboles frutales proliferaron.
Los huertos dieron oxígeno a las economías familiares en la crisis de los años setenta y ofrecieron la alternativa del ocio productivo a hombres provenientes del campo y reconvertidos en obreros industriales. Algunas familias consumían huevos, patatas, tomates, cebollas, ajos, conejos y pollos procedentes de sus pequeños huertos.
Pasado un tiempo, los vendían y otro propietario explotaba la pequeña parcela. Ahora se ha puesto fin a los huertos del río, pero surgen en otros puntos con rapidez.
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